Extraño, víctima y mujer: emblemas de Jesús (Lc, 10,25-42)


ENGLISH:
Let us read the parable of the good Samaritan (15th Sunday, Ordinary time, July 11th) as an interpretation of jazz. I mean, let us try playing with “variations”. Both the compassionate Samaritan and the wounded person are like the two sides of one image. Both of them are a symbol of Jesus himself.
Let us read this parable (Lc 10, 25-37) followed by the scene of the visit by Jesus to the house of Marta and Mary (Lc 10, 38-42).. These two women are also the two sides of one image. Both of them together are a symbol of Jesus.
The main point of both scenes: 1) “on the way”, 2) to stop, not “to pass by on the other side”, not to be indifferent, to be able to see and to listen… “Marta-Mary-The Wounded Person-and-the Samaritan” are one and the same image that tells us who Jesus is and how Jesus reacts with compassion to the neighbor.

JAPANESE:
良いサマリア人は通り過ぎない、無関心ではない、見る目と聞く耳を持って留まり、助けを必要とする者を助ける。マリアは聞く耳をもつ。この二人の人物は同じところに私たちの目を向けさせる。尚、マルタも、マリアも、被害者も、良いサマリア人も、4人ともイエス自身のシンボルだとも言えよう。

SPANISH:
Releamos este pasaje evangélico jugando a las variaciones, como al interpretar una pieza de jazz o cambiando de perspectiva para estimular la creatividad hermenéutica como hacen los filósofos fenomenólogos al experimentar con diversos puntos de vista sobre el mismo objeto para ver su riqueza desde la pluralidad de sus caras.
El sacerdote y el levita no son dos personas, sino una misma imagen del pasar de largo indiferente. El herido y el samaritano no son dos personas, sino un mismo símbolo de Jesús.
El rostro de Jesús se desdobla en esos movimientos sucesivos: caminar, detenerse sin pasar de largo, compasivo e incapaz de la indiferencia.
También es símbolo de Jesús el herido, desde su fragilidad y menesterosidad. Este pasaje forma un díptico con la perícopa siguiente: Marta y María. También estas no son dos, sino una sola persona, a la que podemos llamar Marta-María. Ambas simbolizan igualmente a Jesús, el atento. Estar atento es prestar atención y escuchar (María), pero es también atender y tener detalles de hospitalidad (Marta). Y el Jesús atendido en casa es también otro rostro de Jesús: no el omnipotente, sino el omni-frágil, omni-lábil, vulnerable. Así, “Samaritano-Herido-Marta-María-Visitante-Extraño compasivo-Víctima vulnerable- Mujeres alertas y atentas”... todo son variaciones de un rostro único de Jesús. Es significativo que se le represente como samaritano: extranjero, hereje, discriminado. Y como víctima: apaleado, impotente, inocente, maltratado. Todas estas imágenes son emblema de Jesús, que es rostro y símbnolo de Dios, fuente de misericordia.
Una gran mayoría de comentarios y meditaciones sobre esta parábola insisten en la práctica de la compasión y el amor al prójimo. Pero los antiguos (Ireneo, Ambrosio, Agustín) encontraban en esta parábola más cristología y no solo moral (cf. D. Sanchis, L‘exegese augustinienne de la parabole du Bon Samaritain, Recherches de Science Religieuse, 49, 1961, 406).
El punto de la parábola es decir quién es Jesús y cómo actúa. ¿Quiién es Jesús? Uno de fuera, un extraño que se compadece, solidariza y ayuda, uno mirado como sospechoso, como paria, un samaritano. ¿Cómo actúa? Parándose a ayudar, haciéndose próximo, deviniendo prójimo.
Todo empezó, según Lucas, por la pregunta de un jurista. Los juristas pueden ser muy abstractos, sobre todo si son canonistas, más aún si la pericia en cánones les valió un episcopado. Pero la respuesta de Jesús no es teorizar, sino sanar y ayudar, praxis de liberación.