Repensar la teología pneumatológicamente 聖霊への信仰をみなおす

Repensar la teología pneumatológicamente聖霊降臨をみなおす

 イエス様の挨拶の仕方は珍しいですねえ。弟子たちの上に息を吹きかけるのです。ご自分の息、息吹をふきかけて聖霊を与えるのです。

 わたしたちは、信仰を宣言するとき、「聖霊(神の息吹)を信じる」と言います。
神様からの聖なる息吹によって私たちが生かされているから聖霊を信じると言うのです。すべての人を一つに結ぶために、皆の中で働く聖霊を信じるということです。

 神様の霊は弟子たちの上に下ったとルカは語っていますが、弟子たちだけが聖霊を独占するわけではありません。聖霊が降るというのは、神様がすべての人を、分け隔てなく、一つに集めたいからです。ただ、一つに集めるといっても、皆同じ制服を着せる、同じ言葉を話させるということではありません。

 聖霊降臨の騒ぎを聞いて集まって来た人々にいろいろな国語の人がいたそうですが、人々は自分の故郷の言葉が話されているのを聞いておどろいたと言っています。つまり、ひとりひとりの違いが大切にされています。神様の霊によって作られる一致は無理な統一でも、上から押し付けられた画一化でもありません。誰も彼もそろって同じようなことを言って同じような顔をしてまとまるということではありません。神様の霊が作ろうとしている人類の一致はたがいに違いを認め合う人々の一致です。

 これは教会の中での一致についても言えることです。パウロは言います。神様の霊は一つですが、その働きはさまざまです。信仰者の中でいろいろな信仰の持ち方がありますが、多様性をみとめ、違いを認め合うようにすすめております。

 聖霊降臨を祝う私たちも、違いを認め合う社会、違いを認め合う教会、多様性を生かしながら一致を求める教会になるように問いかけられています。

 さらに、福音の中でご自分の息をふきかけるイエス様は「霊を受けなさい。私が使わされたようにあなた方を遣わします。ゆるしあいのある世の中を作ってください』とでした地を送り出します。

 ところで、この言葉は時々誤解されますので、その意味を確認したいと思います。「誰の罪でもあなた方がゆるせば、その罪がゆるされ、誰の罪でも、あなたがたがゆるさずにとどめおくなら、留めおかれたままである」。この言葉は決してある人を許し、ある人を許さないでくださいという意味ではありません。正しく理解すると次の意味です。つまり、自分の罪を認め、悩んでいる人に対してその罪からの解放があると伝えて励ましてください。それから、罪があるのに自分の罪を認めない人に対してその人にめざめさせ、回心へと呼びかけてその人も罪から解放されるようにたすけてください」という意味です。なお、このことばはゆるしの秘蹟を執り行うときのための指針でもなければ、司祭の役割を裏付けるための言葉でもありません。この言葉は教会全体に宛てられて教会全体の使命を現している言葉です。ゆるしあいのある世の中をつくるように教会すすめるイエス様ご自身の遺言です。私たちは今日この言葉を聞いて社会へ遣わされます。神様の息吹によって生かされて互いの生かしあうように、許しあうように、癒しあうように、使わされています。


 では具体的な例を一つ考えましょう。
 
 教会で結婚を挙げてもいろいろな事情があって分かれざるをえないような状況がおこったとします。自分のせいだったのか相手のせいだったのか、どちらのせいでもなかったのか、見分けがつかないときがありますが、とにかく、その状況におかれているからといって信仰や教会から離れてしまったと考えてはいけないのです。むしろ神様の助けをもっと必要としているのです。日本カトリック司教団が現した『いのちへのまなざし』という手紙の中でそのような場合のため次の指針を与えています。1)イエス様のように暖かくその方を迎えること、2)その人生の新たな歩みを支え、はげますこと、3)新たな伴侶と出会い、新たな人生を歩もうとする人々には、教会は、そうした人々の人生に母なる心で寄り添い、その歩みをさせること。つまり、その方を裁くようなことではなく、聖霊によるいやしをもたらすようにすすめられているのです。

 どうか聖霊を信じ折ると言う私たちは具体的にその聖霊の癒しを実践することができますように。



  LA ENERGÍA CREADORA (RUAH) NOS HACE CREER Y CREAR.

Creemos en el Espíritu Santo, decimos en la tercera parte del Credo. Espíritu de Vida, que nos hizo nacer; Espíritu de Verdad, que nos hace creer; Espíritu creador, que nos hace capaces de recrear; Espíritu reconciliador, que nos hace capaces de sanar a la persona y transformar la sociedad; Espíritu resucitador, que nos vivifica definitivamente.

Los catecismos postridentinos nunca olvidaban mencionar el papel del Espíritu en el nacimiento de Jesús (aunque no aclaraban que también en todos los demás nacimientos actúa el dinamismo de su energía). Pero sí relegaban al olvido el papel del Espíritu en la Resurrección.

El libro de texto del cuarto curso de bachilerato, con el que preparé en 1954 el examen de la asignatura de religión, explicaba en la pregunta número 258 del programa, que la resurrección “por su propia virtud” era el “principal de los milagros que realizó”. Y, usando los conceptos aristotélico-escolásticos y la lectura bíblica literal, explicaba en el n. 247 cómo fue la resurrección, diciendo así: “En la madrugada del domingo, tercer día después de su muetre, al alma de Jesucristo volvió a juntarse con su cuerpo según lo había predicho, y, por un acto de su omnipotencia, salió, vivo, glorioso y triunfante del sepulcro” (El dogma católico, ed. Edelvives, Zaragoza, 1954).

Hoy la teología se recupera del olvido del Espíritu Santo, no se siente obligada a apuntalar la fe con el andamiaje de categorñias escolásticas y no necesita lecturas literales de las narraciones simbólicas de los evangelistas. Redescubrimos la riqueza de la tradición bíblica sobre la Ruah, el Espíritu creador y resucitador. Podemos decir: Jesús resucitó por obra de Espírtu .
El dálogo catquético sobre la resurrecciçón se puede reformular, por ejemplo, así:

¿Qué es resucitar? ¿Revivir o sobrevivir? No, sino renacer transformado, transfigurado y recreado para vivir definitivamente.
¿Qué es morir? Nacer transformado (Vita mutatur, non tollitur; la vida no es arrebatada, sino transformada).
¿Qué es resucitar? Respirar en Espíritu para vivir eternamente.
¿Quién resucitó a Jesús? El Espíritu de Vida.
¿Cómo resucitó Jesús? Por obra de Espíritu santo, inhalando, al morir, Espíritu de Vida.
¿Cómo nos da vida Jesús? Exhalando al morir, el Espíritu de Vida para transformarnos como Él fue transformado.

Ha sido lamentablemente olvidado uno de los textos principales sobre la resurrección en las cartas paulinas: “Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el mismo que le resucitó dará vida también a vuestro ser mortal, por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros” (Rom 8, 11). Es decir, el mismo dinamismo de la Ruah o energía divina que transformó la última expiración humana de Jesús en inhalación de Espíritu resucitador de Cristo y la convirtió en exhalación de Espíritu vivificador del mundo, esa misma energía vivificará nuestra vida y transformará nuestra muerte en vida definitiva en el seno de la Vida de la vida. Tomada en serio esta fe, debería tener fuertes repercusiones místicas, psicológicas y políticas, para la liberación y transformación de las personas y de la sociedad. Esta fe en el Espíritu resucitador debería desencadenar fuertes consecuencias terapéuticas, políticas y espirituales.

Esta intuición paulina, muy olvidada en muchas comunidades, se mantuvo viva en la tradición de comunidades que se remontan al discípulo Juan. La comunidad que transmitió la tradición de Juan, llamado portavoz del amor, debía respirar “Espíritu de Vida”, a juzgar por sus capacidades terapéuticas, políticas y místicas reflejadas en el cuarto evangelio.

Expresaban su fe diciendo: “Soplo vital es Dios” (Pneuma ho Theós, Jn 4,24). No necesitaban reunirse en el templo de un “dios nacional”, ni en los templos de “otros dioses extranjeros”, porque sabían que el templo (es decir, el lugar de adoración y celebración, de gratuidad y comensalidad, de misericordia en vez de sacrificio) eran todos ellos y ellas cuando se reunían “trans-religionalmente”en “verdadero espíritu” (en pneumati kai aletheia, Jn 4,24).
Comunicaban entre sí y transmitían la tradición de la buena noticia de Jesús, heredada a través de Juan y Malena, que contaron infinidad de veces y de mil maneras lo de Jesús El Que Vive, para animarnos a tener fe en el soplo de vida que da vida (Jn 20, 31).

El mensaje no necesitaba exponerse en un diccionario grueso o en un curso complicado de teología, consistía en decir decir simplemente: Que hay Vida, hay Vida desde siempre, Vida que no muere; que Jesús, rostro de esa Vida, la manifestó; que esa vida nos reune como comunidad de personas llamadas a darse vida mutuamente con alegría (1 Jn 1,1-4).

Palabras y gestos, vida y muerte de Jesús fueron desvelación de esa Vida. Se siguen contando de generación en generación para que vivifiquen a quienes, al escucharlas, crean (Jn 20, 31). Creer en el Espíritu y ser vivificada por el Espíritu da a la comunidad creyente capacidad terapéutica, política y mística.
La comunidad que recibe el soplo de vida de Jesús (Jn 20, 21-22) es enviada al mundo con la misma misión de Jesús: curar, liberar y contemplar. La comunidad recibe del Espíritu capacidad para realizar esa misión terapéutica, política y mística.

“Os envío, dice Jesús, con la misma misión con que fui enviado. Recibid soplo de vida y capacidad de curar, liberar y desvelar; ayudad a que haya sanación en lugar de enfermedad; liberación en lugar de opresión; reunificación y reconciliación, en lugar de ruptura y desintegración; desengaño y lucidez en lugar de ilusión; conciencia en lugar de manipulación... A quienes anunciéis la liberación, que se liberen, y a quienes denunciéis como opresores, que se conviertan (Jn 20,23). “Yo he venido para una crisis de discernimiento, es decir, para que quienes no ven vean y quienes presumen de ver, a pesar de no ver, reconozcan su ceguera y se conviertan” ( Jn 9, 39). Para que la personas oprimidas se liberen y las opresoras, que no se alegran de la liberación o la impiden, se conviertan y dejen de oprimir (cf. Jn 5, 14-18 y 9, 1-41).

La celebración principal, la mejor fiesta del año para esta comunidad, es la del Espíritu de Vida. Pentecostés es revivir el corazón del misterio pascual: el éxodo o tránsito de muerte a vida, el momento decisivo de la Muerte-Resurrección-Comunicación del Espíritu de Vida (Jn 19, 30-35: “entregó su espíritu... una lanza le traspasó el costado).

Para la catequesis popular han resultado casi siempre utilizadas las imágenes y narraciones del evangelista Lucas: ascensión de Jesús al cielo cuarenta días después y envío del Espíritu desde las alturas en la mañana de Pentecostés, seísmo, viento, lenguas de fuego y poliglotismo inexplicable. Pero la profundiad de Juan alimenta mejor la fe adulta. La presentación simultánea de muerte, glorificación y envío del Espíritu concentra el tránsito pascual y la efusión pentecostal en el crucificado con el pecho traspasado, como en el Apocalipsis la imagen de un cordero “degollado” y, al mismo tiempo, “en pie”, vivo y victorioso (cf. Ap. 5, 69).

Jesús, al morir, pone en manos de Abba su espíritu y recibe el Espíritu resucitador que envía a la iglesia, nacida de su costado traspasado, sin necesidad de tener que esperar hasta unas semanas más tarde.
Ese Espíritu resucitador actúa resucitándonos ya ahora y aquí. Y actúa resucitando continuamente a su iglesia y suscitando nuevos Pentecostés en ella, purificando continuamente todo ambiente irrespirable para convertirlo en lugar habitable de vida.