NI CONDENAR, NI “CONDONEAR” コンドームは問題ではない。

     NI CONDENAR, NI “CONDONEAR” コンドームは問題ではない。

     共同通信(11月21日)がつたえたところによると、ローマ教皇はインタビイユーに答えた本のなかで、買売春などの際のエイズウイルス(HIV)感染防止にコンドーム使うのは容認できるとの考えを示したそうである。

     教皇は昨年のアフリカ歴訪の際「コンドームを配ることでエイズ問題は克服できない」と発言したので、批判を受けていた。

     しかし、神学的倫理の立場から次の点をはっきりさせておかなければならないと思う。コンドームを禁じることも許可することも教会の役割ではない。コンドーム使用の件は、信仰の問題でも、罪の問題でもなく、常識と責任およびユーモアの問題である。

     Ni condenar ni “·condonear”

     Estarán felices los periodistas por los titulares que les brinda el brindis al preservativo con motivo de la frase, sutilmente matizada, del pontífice razonador.

     Pero preservemos el buen humor y no exageremos. , Como repitió hace tiempo sensatamente el “papable no papado” cardenal Martini, no le toca a la iglesia ni prohibir o condenar el preservativo, ni tampoco permitirlo o recomendarlo.

     Simplemente, no es su problema meter las narices en las alcobas

     Como escribí hace cinco años en Tertulias de Bioética (ed. Sal Terrae, 2005, con imprimatur de licencia eclesiástica, cap. 4, p.28), “sorprenden los malentendidos sobre ética o sobre iglesia y sociedad en nuestro país. Por ejemplo, el caso, mitad cómico mitad anacrónico, en torno al preservativo; uno no sabe si reir o llorar. Ni siquiera tenía que ser problema. No sólo como prevención de un contagio, sino como anticonceptivo corriente, se puede usar para evitar un embarazo no deseado y evitar el aborto. La teología moral seria ha superado ese falso problema (Véase James F. Keenan, Applying the seventeenth-century casuistry of accomodation to hiv prevention, Theological Studies 60, 1999), 492-512). Aunque diga lo contrario un dicasterio romano o los asesores de una conferencia episcopal, o los que redactan para el Papa un discurso, se puede disentir en la iglesia por fidelidad hacia la misma iglesia. Sobre todo, sabiendo que ni es cuestión de fe, ni es cuestión de moral, ni es cuestión de pecado. Es cuestión de sentido común, responsabilidad y buen humor.
Pero, al fin y al cabo, el tema del preservativo es un pseudo-problema secundario que no merece darle más importancia. Por cierto, que lo que afirmaba sobre este punto el portavoz de los obispos, refiriéndose al uso del preservativo y al SIDA, después de un diálogo con la ministra de sanidad, es algo que estaba escrito hace años en libros y revistas especializadas de teología y estaba dicho también en documentos de episcopados; no es nada nuevo. Tanto el admirarse de lo que dijo, creyendo que era una novedad, como el creer que hay que obligarle a desdecirse, indican ignorancia de por dónde va la reflexión teológica.”